martes, 18 de enero de 2011

Único II

Regreso cada noche. Desconozco que espero encontrar, la quietud del fantasmagorico mar no deja que mis pensamientos fluyan, al contrario, los estancan en mi mente haciendo que se golpeen mutuamente hasta quedar extintos.
En ese momento, en las mas absoluta inopia yo caigo al agua, me dejo arrastras por las suaves mareas, al compás del tiempo y el espacio. No se a donde me dirijo, no me importa.
Siento terror, autentico terror, pero del mismo modo, alcanzo a ver mi interior, flotando sobre el agua, palidecido por el frío.

No se que espero realmente de la vida, mi existencia me resulta tan patética que llega a fascinarme. Mi vida no tiene razón de ser, y no, jamás me he planteado la posibilidad del suicidio, si tengo una vida debo aprovecharla, exprimirla al máximo, pero con toda sinceridad, a veces sacarle el jugo a la vida es un camino arduo y muy poco gratificante.

Solo, en simbiosis con el mar, soy capaz de sentir, que soy uno mismo con la Tierra, uno solo con la existencia que me ata al mundo terrenal, y por fin, tras largas cabilaciones, veo como la vida a dejado su huella en mi piel.

1 comentario:

  1. Bonito y demoledor texto. Nunca los seres humanos nos hemos sentido tan perdidos como en este momento. Necesitamos sentirnos cerca y encontrar el verdadero sentido a nuestras vidas. Encontrarnos a nosotros mismos y eliminar lo superficial de nuestra vida.

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